miércoles, 6 de abril de 2011

¿Sabes por qué eres un Homo sapiens?

Tu cuerpo tiene miles de millones de células y tienes la costumbre de comer cada día; por lo tanto, eres un individuo pluricelular  y heterótrofo. Como tus células forman tejidos muy diferenciados, no lo dudes, eres un miembro del reino animal.
Cuando sólo eras un embrión estabas dotado de una cuerda o eje cartilaginoso; por eso estabas incluido en el tipo de los cordados. Y como este eje ha sido substituido por vértebras estás incluido en el subtipo de los vertebrados.
Dentro de los vertebrados hay diversas clases: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
Si consideramos que tu metabolismo funciona igual en invierno que en verano, llegamos a la conclusión que eres un animal homeotermo (de temperatura constante); por lo tanto has de ser una ave o un mamífero.
Si eres de sexo femenino y eres capaz de amamantar a tus hijos, entonces estamos seguros de que eres un mamífero. Y, en caso que seas de sexo masculino, no te preocupes: si no tienes plumas y, en cambio, tienes un poco de pelo por el cuerpo también eres un mamífero.
Los mamíferos se dividen en tres subclases: prototerios, metaterios (marsupiales) y placentarios.
Los prototerios, como el ornitorrinco, además de otras particularidades, ponen huevos. Los metaterios, como el canguro, no tienen placenta y transportan a los recién nacidos en fase embrionaria dentro de una bolsa ventral.
Si no has salido de un huevo, ni has pasado la primera etapa de tu vida dentro de una bolsa en el vientre de tu madre, tal y como suponemos, puedes estar seguro de que perteneces al grupo de los placentarios.
Dentro  de los placentarios hay diversos órdenes. Si tus pulgares son opuestos al resto de los dedos y tienes los ojos dirigidos hacia delante y las uñas relativamente planas, entonces perteneces al orden de los primates y estas emparentado con los monos.
Sin intención de ofenderte, de entre los monos, a los que más te pareces es a los simios. Como habitualmente no andas a cuatro patas, tienes las piernas largas y los brazos cortos, y no eres excesivamente peludo, perteneces a la familia de los homínidos, categoría que no tiene otros representantes vivos.
Los antropólogos distinguen unos cuantos géneros dentro de la familia de los homínidos, todos extinguidos menos uno. Como tu estás vivo, perteneces al género Homo, que actualmente sólo tiene una especie: sapiens.
Como los taxónomos actuales, desde el tiempo de Linné, insisten en que el nombre de una especie se compone de un binomio escrito en latín, haz el favor de considerarte todo un Homo sapiens.

Para saber más: El ADN neardental



Y para acompañar la lectura... un poco de música